La semana pasada el secretario de Hacienda hizo algunos señalamientos sobre la reforma fiscal que se presentará al Congreso en los próximos días de septiembre, mismos que permiten delinear algunas de sus principales características.
En función de estos elementos y de lo que ha venido especulándose en los medios, bien podría inferirse que la reforma fiscal que se presentará esta semana posiblemente contendrá los siguientes elementos:
1. El incremento del Impuesto sobre la Renta (ISR), cuyo límite superior bien podría pasar de una tasa actual de 30 por ciento a una ubicada dentro de un rango comprendido entre 35 y 39 por ciento, vale decir un nivel intermedio de 37 por ciento.
2. La revisión de las exenciones y deducciones permitidas. Entre las primeras se especula que podría eliminarse la exención de la enajenación de acciones a través de la bolsa de valores, los provenientes de herencias o legados y la consolidación fiscal, entre otras. Dentro de las segundas, podría estar la deducción por pago del interés real de las hipotecas, etc.
3. La homologación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a alimentos y medicinas, exceptuando, tal vez, una pequeña canasta básica de al menos 5 productos básicos. Igualmente, la homologación del IVA a las zonas fronterizas, mismas que al día de hoy se encuentran sujetas a un impuesto de 11 por ciento.
4. Incrementar y mejorar la captación tributaria estatal, sobre todo en lo que se refiere al impuesto predial.
5. La eliminación de una vez por todas de los subsidios al consumo de los energéticos, en particular de la gasolina, a través de un incremento en los precios y, tal vez, el aumento del desliz mensual. En tal sentido, un incremento de 10 por ciento en el precio de los combustibles podría ser factible. Igualmente, cabe la posibilidad de observar una disminución del subsidio al consumo de electricidad.
6. Sobre el gasto público, es posible que se disponga la reorganización de algunas empresas y entidades del sector público, tratando de eliminar la duplicidad de funciones.